Buenas
noches a todas y a todos, bienvenidos a esta actividad -la cuarta ya-
dedicada al intercambio y discusión en torno al Plan de Estudio de
nuestra carrera: “Un
lugar para el Psicoanálisis en la Facultad”... Ustedes ya lo
saben, además lo vuelven a ver en el cuadro de aquí arriba, una
apuesta nuestra es la distinción entre Psicoanálisis y Psicología,
o más bien, de los
Psicoanálisis y las
Psicologías. Esto ya acota un poco la cuestión, delimita
posibilidades, y es nuestra intención que así sea. Por eso es una
apuesta. Entonces: hablamos de un lugar para el Psicoanálisis, sin
perder de vista que también damos un lugar a la Psicología. Pero
con situar esto sólo no basta, sino que recién se empieza... De lo
contrario se da pie a una serie de interpretaciones –cuando no
degradaciones- con las que debemos ser sumamente cuidadosos. Prueba
de ello resulta lo que se oye esbozado en ciertos discursos que
pululan actualmente por la facultad.

Consideramos
pues, que esta ideología del aporte degrada la Historia al mero
comentario, por no decir a la simple anécdota -o al chisme, en el
mejor de los casos-. No hace así más que barrer su lugar como
operador simbólico donde se tejen y anidan las ideas, perspectiva
que abre una dimensión otra para poder pensar la dinámica de los
conceptos. Entre la historia de estos y los debates que los
atraviesan nos movemos hacia la historización de las prácticas y
sus efectos. Pensamos, junto con Oscar Masotta, en una lectura
diferencial e histórica. Diferencial puesto que como podríamos
leer, por ejemplo, a Freud, sin confrontar y distinguir sus textos de
los otros textos que los acompañaron y de aquellos que decían
además, completarlo. Se hable ya de Melanie Klein, de Jones, de Ana
Freud, de la “teoría clásica”, de Abraham, o de Fenichel -entre
tantos otros-, este punto no puede seguir siendo elidido en nuestra
formación.


De
lo que se trata pues, es de proponer y discutir un Proyecto de
Formación. La palabra Proyecto nos gusta. No es un modelo, algo que
se aplique de manera uniforme, como un molde. Tampoco creemos que sea
cuestión de empeñarse en procurar “un psicoanálisis bien dado”…
no hay tal cosa. No, de lo que se trata es de estructurar vías,
apostar por ciertas claves que nos permitan situar algunos de los
ejes indispensables para hacer posible cualquier discusión propia
con respecto al tema que aquí nos atañe: la formación de los
psicólogos en la universidad pública, y el lugar del psicoanálisis
en ella. Proyecto además, porque lo situamos en el contexto de
disputa en el que nos encontramos, que no va a ser válido dentro de
10 años, ni quizás lo hubiese sido hace 30, sino que se hace
necesario en la coyuntura actual, en la lectura que podemos hacer de
los derroteros que acarreamos, como de las apuestas hacia un porvenir
que podamos realizar, uno cuyo horizonte no sean los ideales de
estandarización que propone la veta profesionalista.


Nos
apoyamos para ello en la enseñanza de Masotta, uno de los nuestros,
alguien que supo presentar -como suele decir Ángel Fernández- "una
recepción activa", confrontativa y confrontada con el deseo de
sumisión que solemos observar tanto por derecha como por izquierda.
Nuestra forma de presentar los contenidos psicoanalíticos se basa en
el modo que Masotta encontró de transmitir el orden de las razones
freudianas, resguardando su coherencia interna, tanto como sus puntos
de fuga y aporías... y así también la discusión con los otros
campos de la cultura, y en particular con las diversas formas de la
Psicología.