Luego de 4 años de
participación política en la Facultad de Psicología, pudimos
generar este año una propuesta de gestión con representación en el
claustro estudiantil, en el claustro de graduados y en el claustro
docente. Esto fue fruto del encuentro de distintas generaciones, a
partir de la problematización del estado de nuestra Facultad, en los
aspectos ligados a la formación, la producción de saberes, la
vinculación con la comunidad y con los equipos que llevan adelante
las políticas públicas en el territorio.
Lo que reunió
principalmente a los distintos sectores (Encuentro de Producción
Docentes/Graduados y nosotros) fue el apoyo a las políticas públicas
realizadas desde el Gobierno Nacional, cuestión que se expresa en
nuestra integración en el Consejo Consultivo Nacional de Salud
Mental y Adicciones, participando activamente de las discusiones
sobre el Plan Nacional de Salud Mental, y la implementación de las
políticas públicas que se requieren para llevar adelante los
objetivos propuestos.
Desde el origen, cuando
éramos no más de seis personas, hasta el día de hoy, que somos
unos cuantos más, La Masotta ha acompañado al Proyecto Nacional que
comenzó con Néstor Kirchner en el año 2003 en las diferentes
disputas que ha tenido que librar (los juicios a los genocidas, la
recuperación de los fondos de las AFJP, la Ley de Medios, la Ley de
Matrimonio Igualitario, la batalla con las entidades agrarias, el No
al ALCA, la AUH, la defensa de los intereses nacionales ante los
Fondos Buitre, la recuperación de YPF, de Aerolíneas Argentina, la
defensa de la soberanía nacional en las Islas Malvinas...), y que
este año enfrenta una batalla decisiva: aquella ligada a la
posibilidad de continuar y profundizar las transformaciones
realizadas o enfrentarnos a un retroceso gravísimo no sólo por la
derrota en sí, sino por quiénes son los sectores que están
enfrente, y cuáles son las consecuencias de ello en la suerte de los
gobiernos latinoamericanos con quienes hemos podido constituir un
frente de resistencia a las políticas dominantes en todo el marco
global que nos rodea.
Con motivo de la elección
de las nuevas autoridades de la Universidad Nacional de Rosario, nos
hemos dado una fuerte discusión dentro de nuestro espacio, ya que la
fórmula propuesta incluye a un amplio sector del kirchnerismo detrás
de la figura de Fabián Biccire como Vicerector. Si bien entendemos
que desde el Proyecto Nacional falta recomponer nuevos marcos de
legalidad para la Universidad, cuestión por la que venimos
participando en los distintos foros nacionales, el kirchnerismo ha
mostrado su mejor versión en materia de Educación Superior en la
creación y transformación de las Universidades Públicas del
conurbano, donde 9 de cada 10 estudiantes inician en sus familias el
acceso a la Universidad.
Sabemos que en las
Universidades tradicionales estas transformaciones sólo son posibles
dentro de una disputa interna. En los últimos años el gobierno
nacional brindó recursos como nunca en los últimos 30 años a todas
las Universidades. Esto luce en la renovación edilicia de casi todas
las unidades académicas, en los polos tecnológicos, en el retorno
de cientos de científicos. Pero el desafío que hoy está en juego
tiene que ver con la disputa de sentido atendiendo a la necesidad de
recuperar el despliegue de lo político que permita a las
instituciones públicas ser los pilares de la igualdad de derechos.
En los últimos años se
han generado leyes que van en la dirección de proteger y aumentar
los derechos de la población, promoviendo cambios de paradigma
dirigidos también a las prácticas profesionales que surgen de la
Universidad. Algunas de estas leyes han encontrado respaldo en el
seno de esta última, como por ejemplo la ley de Medios. Otras, como
la Ley de Salud Mental, que pone en cuestión la formación y los
modos de transmisión que se vienen llevando adelante de manera casi
automática, sólo han encontrado la mera mención en alguna parte de
las distintas currículas.
Si realmente consideramos
que las instituciones públicas deben ser los pilares de la igualdad
de derechos, resulta inadmisible el divorcio de las unidades
académicas respecto a las conquistas sociales de derecho.
En función de haber
logrado una representación importante tanto en la Facultad como en
el Consejo Superior, entendemos que quedarnos otros cuatro años más
criticando desde afuera no está a la altura de los desafíos de
profundización de la política nacional. Además, creemos que los
sectores del kirchnerismo deben ir hacia una mayor articulación de
los espacios, y los sectores mayoritarios son los que están
disputando dentro de la Universidad.
En esta dirección hemos
logrado instalar en la agenda de la Universidad la necesidad de
constituir Centros de Práctica Interdisciplinarios que colaboren en
una formación de esas características desde el pre-grado. No se
trata de nuevas instituciones, sino que se trata de instalar una
lógica en la articulación con los distintos estamentos de lo
público, que acompañe una de las definiciones más importantes de
la ley de Salud Mental, como lo es el trabajo interdisciplinario.
Además, se agendó el
compromiso de la necesariedad de un Observatorio de las Políticas
Públicas en Infancia, que la Universidad se convierta en parte de la
política pública y también en cierto actor que pueda hacer visible
las tremendas falencias que encontramos en un tema especialmente
estratégico.
Otro de los temas
propuestos fue la necesidad de incluir en la relación y el
intercambio con los países latinoamericanos los modos de pensar los
procesos de Salud, los procesos de Salud y Trabajo, los modos de
institucionalizar lógicas que sustituyan las prácticas manicomiales
de manera sustentable en el tiempo, las diferentes aperturas para
pensar las lógicas comunitarias y las distintas experiencias
realizadas en un territorio tan complejo como nuestro continente. La
necesidad de profundizar la integración para combatir el avance de
la medicalización de la infancia que se ampara en los
etiquetamientos de los distintos DSM. ¿Cómo pensar una
epidemiología latinoamericana con categorías que no estén al
servicio del interés privado y la segregación?
Valoramos los trabajos
que se vienen realizando para la prevención de abuso en la infancia,
y entendemos que hay que avanzar en la preparación
interdisciplinaria para cobijar las nuevas legalidades en esta
materia, incluyendo con centralidad la prevención en materia de
violencia de género.
Por todas estas razones
que pudimos agendar en el dialógo con los espacios del kirchnerismo,
es que votamos la fórmula propuesta en la Asamblea Universitaria,
para apoyar la gestión de Fabián Bicciré. Entendemos que en este
complejo año 2015, se hace necesario fortalecer al kichnerismo para
disputar otro modelo de Universidad.
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