"Cuando nosotros
hablamos que esto fue una dictadura
cívico-militar, bueno pongamos en cara, en nombre, las actitudes de los
civiles, de todos, de los ciudadanos que permitimos, que permitió, que las
cosas pasen por lo que pasaron.
No conseguí más
casas para que alguien me dé para que yo pueda dormir esa noche. Me quedé en mi
casa… y me detuvieron.
¿Cómo vivían mis
padres? ¿Qué fue? o ¿como las familias de ciudad de La Plata, clase media
platense…? Mi padre era policía,
jubilado policía. Era el comisario del barrio, siempre nos criamos ahí. Yo era “la
hija del comisario”, una chica buena, que le hacia los mandado a los vecinos, querida,
compartía con mis amigos del barrio las cosas, buena alumna. ¿Cómo me convertí
en “ese ser”, esa lacra social, desde el golpe a septiembre del ’76? En esa lacra
social que fui: subversiva, terrorista, despreciable, “mirá lo que le hizo a
los padres” ¿Cuando me convertí en eso? ¿Cuanto tienen que ver los medios de
comunicación? ¿Cuánto es la penetración de los medios de comunicación para que
el matrimonio de los jubilados de al lado de mi casa… al que yo le hacia los
mandados todos los jueves religiosamente, los acompañaba a la feria, porque los
conocía de toda la vida, no fueran capaces de tocar un timbre en la puerta de
la casa de mis padres después de ver el operativo para saber después de seis meses,
si yo vivía (nada más)?
¿Eso es miedo? …
por eso pongo “Memoria, vergüenza, miedo…” ¿Eso es miedo? ¿Puede ser miedo…
llamar por teléfono y preguntar: “vive, la piba que yo tuve en mis brazos desde
que nació”? Yo, permítanme decir: que eso no es miedo, que hay otras cosas que
ustedes como psicólogos lo deben saber mucho mejor que yo. Que tenemos que
desentrañar. Si no tomamos como clichés que hacen una cobertura y justifican
todas las conductas una sociedad… que después de 10 años decimos: “pero qué barbaridad no nos dimos cuenta”.
Yo quiero que nos demos cuenta del “Hoy”,
del día a día".
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