miércoles, 15 de octubre de 2014

Apertura a las IV Jornadas: el lugar de la historia en la formación

Antes de darle la bienvenida al historiador Javier Trímboli, queremos editorializar algo de lo que hemos venido pensando para la organización de estas Jornadas. Detenernos brevemente para tomar nota de cierto recorrido, historizar un poco, aprovechando el especial oído de quien nos acompaña.

Cuando se continúa una serie, una numeración que avanza, puede llegar a ocurrir que los lugares se cristalicen, que ya no abunden las sorpresas, y que se le dé continuidad a algo, simplemente para no romper esa serie, para no dejar un hueco. En parte, esta pregunta interpela algo del deseo, justamente, uno de los operadores que nos permite pensar la articulación o no, entre el psicoanálisis y las políticas públicas.

En el año 2011 dimos inicio a las primeras Jornadas. Al releer las editoriales de aquella época, se aprecia fácilmente que lo que allí orientaba, eran preguntas y señalamientos respecto a las tensiones entre el psicoanálisis y la política, siendo que muy poco se hablaba de ello en esta facultad. Los términos psicoanálisis, salud y políticas públicas surgieron de la intuición de que cierta configuración de una red, nos permitiría abordar de una manera interesante algunos entrecruzamientos de problemas, procurando no aplastar los distintos campos del saber, y resguardando un espacio donde poner a jugar esas tensiones.

En las II Jornadas, del año 2012, la Masotta incursionaba en otras prácticas... hacía un tiempo que trabajábamos en la escuela de Tablada, así como en otras experiencias. Y en la editorial de presentación, lo que quedaba subrayado era la pregunta por la Historia. Justamente, era el año en el que habíamos proyectado los espacios de investigación sobre el psicoanálisis en Argentina, y particularmente en Rosario, a través del inicio de un documental audiovisual. Aquellas Jornadas serán inolvidables, porque en ellas contamos con la presencia de Ricardo Rodriguez Ponte, recientemente fallecido, una persona a la que le debemos mucho, un tipo brillante y de una generosidad absoluta.

Las III Jornadas, las del año pasado, tienen una editorial tensada por varios asuntos. En cierta medida hay un planteo generacional, respecto al abordaje de diversas prácticas que no habíamos investido en la formación universitaria. Un esfuerzo por situar qué del psicoanálisis alojábamos en ellas, pero a la vez subrayando que desde el lugar en el que estábamos parados, no valía ubicar toda la novedad en aquellas prácticas, sino que para nosotros, toda la teoría psicoanalítica poseía ese estatuto de novedad, en la medida en que queríamos sustraernos de recalentar el guiso del saber establecido, como decía Rodriguez Ponte, y tratar de tener un posicionamiento activo frente a las diversas lecturas, restituyéndoles a éstas el contexto de discusión que les era intrínseco.

De estos asuntos trabajados en las Jornadas, proviene la matriz conceptual que organizó nuestro proyecto de Plan de Estudios presentado este año. El eje de la Historia, pensada no desde una perspectiva lineal o evolutiva, sino en tanto ésta implica un tejido de herencias y cortes en los que se anudan y cobran su materialidad los conceptos. La separación entre psicoanálisis y psicología, intentando reinstalar esa ínter-locución a partir de la cual podemos situar lo que se constituye como específico de cada discurso. Los otros ejes comprendían la cuestión de la práctica, las políticas públicas, la ética y la legalidad, la teoría social, la criminología critica, la teoría psiquiátrica, teorías del lenguaje, instituciones, biología humana... Otro operador que no estaba ausente, también en forma transversal, era el de los Derechos Humanos, lo que forma el piso político y jurídico desde el cual es posible pensar las condiciones mínimas para la emergencia de todo sujeto y la concreción de una práctica posible.


Una buena síntesis sería que con estos señalamientos procurábamos una modalidad donde la teoría no se degrade en teoricismo, la practica en técnica, y la historia en historiografía. La pregunta por la formación nos interpela, abre una dimensión del tiempo, ¿hacia atrás? ¿hacia adelante? Si no estamos aferrados a la idea de progreso conviene conservar estas dos direcciones seguramente. Además, se hace evidente que esto excede el espacio de la facultad. Aunque algún día nos vaya bien con esto de querer modificar el plan de estudio, entendemos que precisamos también de otros lugares para la constitución de colectivos que disputen fundamentos para sus prácticas, en función de proyectos. 




Quizá no sea tan aventurado anticipar que el tema más importante de estas Jornadas tal vez tenga que ver con esto, con reposicionar la palabra proyecto y contagiarnos un poco. En redes, con otros, construyendo nuevos espacios, artesanalmente, no sabemos, pero pescamos que por allí se orienta algo del deseo que nos convoca a juntarnos bajo éstos términos, Psicoanálisis, Salud y Políticas Públicas, una vez más.

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