Una estrategia que circula entre quienes optaron por la
abstención en la votación del plan de estudio, es señalar que este plan no
sería el causante de ningún mal, sino que simplemente no habría sido lo
suficientemente discutido y en todo caso sería inocuo, no restrictivo, es
decir, no perjudicaría a los estudiantes en ningún caso.
Esto fue lo que se sostuvo en los primeros encuentros que el
centro de estudiantes organizó junto a Eugenia Piazza, la Secretaria Académica,
hasta que desde la Masotta empezamos a preguntar por lo que decía la letra del
plan nuevo. Como las respuestas eran demasiado difusas, presentamos una carta a
la Decana el día 5/8/14, carta pública -que se puede leer en el blog
catedralibreoscarmasotta.blogspot.com. Señalando las dificultades que emanan de
la modificación del Plan, sugiriendo modificaciones y proponiendo algunas
soluciones.
A partir de ese momento, estas agrupaciones se anotician del
desastre que era el Plan y lo que implicaba para los estudiantes. Ya no
invitaron más a Eugenia Piazza y la estrategia pasó a ser enunciar que esas
dificultades correspondían a la “implementación”, que eso no era el Plan en sí.
Más o menos como decir que la pimienta no es picante si está en el frasco, sino
que pica cuando se la “implementa” en el plato.
Mañana continúa el Consejo Directivo, aún no se ha tratado
el tema del TIF. Pueden leer lo que presentó la Gestión.
A nosotros aún no nos queda claro cómo se va a desarrollar
el tema de las residencias, lo que ahora se llama Práctica Profesional Supervisada
(PPS). Hasta el año pasado, el trabajo de las residencias no tenía una
metodología exhaustiva como la que se establece en el TIF, se trataba de poder
dar cuenta de una pregunta devenida del trabajo realizado en las prácticas,
cómo se lo pensaba, con qué conceptos, qué cambios podía señalar el alumno
respecto a su posición durante el transcurso de la experiencia. El estudiante
tenía a disposición momentos teóricos en seminarios y en los prácticos, pero en
las supervisiones en forma cotidiana se los acompañaba con bibliografía
específica que ayudara a pensar ese campo de práctica al que se estaba
acercando, su historia, sus debates. En general, la residencia venía siendo un
espacio donde el estudiante se encontraba con una práctica que lo movilizaba. Para
algunos una experiencia radicalmente distinta a lo que habían vivenciado en la
facultad. Otros, en cambio, no podían reconocer en esas prácticas una
especificidad, un lugar para el psicólogo.
¿Por qué sucedía esto? Una de las cuestiones que podemos señalar
como central proviene del reduccionismo del Plan de Estudio. Pensado casi
exclusivamente para la práctica del consultorio, y sin interrogar esos
fundamentos. Con lo cual si bien es cierto que va a ser movilizante cualquier
inicio de una práctica, esto se torna más complicado si el estudiante no
encuentra entre sus herramientas, fundamentos para poder pensar un lugar para
esa práctica.
Ninguna práctica pre-profesional se da en “el consultorio”.
Las prácticas se realizan en centros de día, en hospitales, en instituciones
que trabajan el consumo problemático o adicciones, en las cárceles, en las
políticas públicas de promoción social, en escuelas…
Por estos motivos, muchas veces los trabajos presentados
venían bastante complicados. Pero no se reconocen antecedentes de que se haya
reprobado uno de estos trabajos, porque producir ese aplazo era reprobar la
práctica.
Ahora bien, si en el lugar donde estaba este trabajo, un
trabajo sencillo, ahora va un TIF, con su metodología específica, le estamos
sumando al estudiante la presión de que además de su primera práctica tiene que
cargarse en sus espaldas el TIF del nuevo Plan, que será rendido bajo un
tribunal docente como último paso obligado por la facultad.
El TIF es un documento público, en las próximas evaluaciones
van a ser revisados por los pares evaluadores. Ningún docente va a aprobar los
trabajos como lo hacía anteriormente porque pone su nombre como director del
TIF. O sea, se expone él/la docente también. Con lo cual la dificultad se
desplaza a la residencia. Se instala una especie de Superyó rector, que pide
registro de lo realizado junto a un bagaje conceptual que la facultad no
brindó. Comenzar de esta manera una práctica, es el peor de los modos posibles.
Además de estas consideraciones, la facultad podría tomar
nota de que aquello que se modifique de las residencias impacta directamente en
la población con la que trabajamos. Con toda la formación sucede así, pero el
convenio con los Efectores del Estado proviene de la misma Facultad.
Sobre esto varias posibilidades para discutir mañana:
a- Si se vota a favor de que el TIF sea tal o cual cosa, se
convalida que haya un TIF y luego es posible que podamos sorprendernos de que
el mismo sea otra cosa de lo que se está enunciando, como pasó con el Plan de
Estudio.
b- Si lo ubicamos en 6to año corremos riesgo que sea el
trabajo de la residencia, pero que eso modifique totalmente la residencia, lo
cual podría demorar la instancia de cursado de la carrera.
c- Si ya figura en el Plan, y todo Plan se implementa -por
eso conviene rechazarlo sino se está de acuerdo, o al menos leerlo para saber
de qué se trata- convendría entonces que el trabajo empiece en los que eran los
trabajos de campo, o que sí, que pueda tomarse un esbozo de lo trabajado en la
residencia, y utilizar un seminario para acompañar a los estudiantes en la
escritura del mismo.
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